A través de la música muchos aprendimos las vocales, el abecedario o algunas palabras en inglés. Pasa el tiempo y tarareamos la canción… Salió la A, salió la A no se a dónde va… Salió la E salíó la E, no se a dónde fue…

Sucede también con canciones comerciales en las que su marca alcanza un posicionamiento. Pues bien, un jingle equivale auditivamente lo que un logo en la parte gráfica y cobra mucha importancia dentro del ADN de las marcas, convirtiéndose en un activo de las mismas. Es una poderosa herramienta de publicidad que hoy día no es exclusivo de la radio y la televisión.

La penetración de los jingles fue tomando fuerza a través de la radio. En la medida que esta se fue versatilizando en sus contenidos, fue necesario que las empresas incluyeran mensajes más allá que los locutados.

Recuerdan, por ejemplo, “Servientrega es entrega seguuura”;  “Coordinadora, recoge y entrega contrarreloj”; “En la casita roja de Davivienda, está el ahorrador feliz”; “La navidad es todo aquello que nos hace recordad que diciembre es amor, Navidad, Aguila roja”, melodías con letras propias que han penetrado en nuestros oídos generando una recordación con la marca.

Antonio Amador, quien desde sus 17 años de experiencia ha grabado más de 300 piezas publicitarias de este tipo explica en primera instancia que el jingle busca generar un posicionamiento auditivo de la marca, diferente a un Spot radial, que es un mensaje locutado.

El jingle es entonces una canción comercial con un ideal de 20 a 30 segundos –y donde menciona Amador- se puede repetir la marca y el slogan entre 3 y 4 veces de acuerdo a la duración de la pieza.

La gran sensibilidad que evoca la música es la base de la construcción de una base melódica que despierte emociones dentro de un público objetivo.  “Se debe estudiar la necesidad del mercado y los objetivos de la empresa para la construcción de un jingle en una estrategia que se denomina branding auditivo. El productor prepara un brief publicitario para conocer estos aspectos y lo que quiere despertar la marca con esta canción”, menciona Amador.

Este brief debe tener información del público al que va dirigido, el estrato social y el tipo de reacción que quiere despertar: alegría, nostalgia, tristeza o esperanza,  por ejemplo. Es entonces cuando el productor toma decisiones sobre el ritmo,  la construcción del mensaje y un proceso más profundo con la parte armónica de las canciones. La armonía que utiliza es basado al mensaje, objetivo y lo que denota la marca.

“Después de que se graba la música, que debe ser con instrumentos en vivo, se colorea la pieza, es decir, se meten las voces y coros y después la mezcla. Esta última se refiere al volumen de cada instrumento dentro del jingle”.

Funciones de los Jingles:

Persuadir. La música es un buen soporte para el texto. Si la letra y la música son buenas, la recepción del mensaje está asegurada.

Recordar
Es más fácil recordar un mensaje cuando es cantado que si te lo relatan.  La repetición en el mensaje es clave para retener esa información y de alguna manera el receptor tararee la marca.

Generar sensaciones. Tiene que ver con lo que quiere evocar. Si el tema es pegajoso o alegre, genera un buen clima, dando sensaciones positivas a quien la escucha.

 

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