Ciénaga de Mallorquín, el rincón mágico de Barranquilla para el mundo
La recuperación integral del hoy Ecoparque Ciénaga de Mallorquín ya es una realidad. Con la más reciente puesta en servicio por parte del alcalde Jaime Pumarejo Heins, los barranquilleros y turistas nacionales e internacionales pueden disfrutar cerca de 1.000 hectáreas de zonas verdes cargadas de una amplia variedad de especies de fauna y flora.
Lo anterior fue posible gracias al trabajo conjunto de autoridades locales, departamentales y nacionales que le apostaron y creyeron en esta intervención, que también fue respaldada por organizaciones y socios internacionales que vieron en Barranquilla una ciudad capaz de devolverle la vida a un espacio que por décadas estuvo abandonado.
Para presentar el resultado del trabajo conjunto, el alcalde Jaime Pumarejo estuvo en la ciénaga de Mallorquín acompañado por el director general de la Agencia Francesa de Desarrollo, Rémy Rioux, una de las organizaciones que más le apostó a la ejecución de esta transformación, especialmente para la puesta en marcha de la fase 1 del ecoparque.
De igual manera, recorrieron los cerca de 4.5 kilómetros habilitados con Rosalín Restrepo, cónsul de Francia en Barranquilla; Rocío Casas, representante CAF; Laura Carreño, oficial de la Embajada del Reino Unido; Ramiro López Ghio, representante BID en Colombia; José Manuel Sandoval, miembro del BID, y Erik Dhaenens, agregado Ambiente, representante de Clima y Empleo de la Embajada de la Unión Europea.
El mandatario destacó que la AFD creyó en Barranquilla, volviéndose socio indispensable para la tarea de generar un plan de desarrollo que tuviera dos bastiones: el primero, el cuidado del medioambiente, la preservación de nuestros ecosistemas como fuente y motor de desarrollo y empleo.
“Aquí —en la ciénaga de Mallorquín— estamos haciendo 2 tareas: preservando el medioambiente y vamos a generar turismo, empleo y apropiación por parte de las comunidades que más lo necesitan, y segundo, estamos postulando el crecimiento inclusivo, el desarrollo económico en donde nadie se tenga que quedar atrás y donde, como lo hemos dicho una y otra vez, el bus del progreso no sea esquivo para nadie, que todo el que quiera tener un sueño pueda venir a Barranquilla a cumplirlo”, expresó Pumarejo Heins.
El mandatario destacó que ese postulado permite tener socios que no solo prestan dinero, sino que lo prestan con plazos pagables, con intereses de fomento muy por debajo de la tasa comercial y con condiciones favorables para la ciudad.
En detalle, Barranquilla logró la primera financiación de la AFD en moneda local, lo que representó un hito para la entidad, que adaptó su oferta a las necesidades locales, con 2 créditos por un total de 170 millones de euros que estuvieron supeditados al desarrollo de programas y proyectos específicos inscritos en los ejes Soy Biodiversidad y Soy Equitativa, del Plan de Desarrollo, como ejecución de proyectos ambientales, sociales, así como el desarrollo de programas orientados a igualdad de género y de cierre de brechas.
Lo anterior refleja que la recuperación de la ciénaga se hace de manera integral, teniendo como principales protagonistas a los lugareños, la población vecina impactada que ahora está directamente conectada con los distintos programas que se pondrán en marcha.
De igual manera, la AFD también invirtió recursos de cooperación técnica no reembolsable para financiar estudios y programas en beneficio de la ciudad y de su comunidad, por un monto de 975.000 euros con los que se realizaron estudios de riesgo, estudios ambientales y programas para el desarrollo de actividades deportivas y formación audiovisual.
Más organizaciones internacionales
Como la Agencia Francesa de Desarrollo, más entidades internacionales apostaron por la puesta en marcha de esta recuperación. El alcalde destacó al Banco Interamericano de Desarrollo, al Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la Unión Europea, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el Reino Unido, que lo hicieron no solo con recursos económicos para la ciénaga, también con intercambio de experiencias, estudios y proyectos de impacto para las comunidades, priorizando la integración de los habitantes.
Otros proyectos de biodiverciudad
El alcalde Pumarejo confirmó que antes de finalizar el año se realizará la entrega del Bosque Urbano Miramar, que también fue financiado con recursos internacionales y de bancas de fomento como AFD.
De igual manera, continuarán programas como Siembra Barranquilla con siembra de árboles y también recuperando los cuerpos de agua como el caño de la Auyama.
“Adicionalmente, y no menos importante, seguimos con nuestro programa de cultura ciudadana, más que todo en los colegios, donde a través del manual de cultura ciudadana les estamos enseñando a nuestros jóvenes cómo ser guardianes del planeta desde su metro cuadrado, desde su hogar, su barrio y su colegio”, indicó Pumarejo.
La habilitación del Ecoparque de la ciénaga de Mallorquín consolida a Barranquilla como una Biodiverciudad, debido a que la recuperación del ecosistema ha sido un reto en materia ambiental donde el saneamiento del cuerpo de agua, la conservación y la protección de las especies de fauna y flora presentes han sido los pilares del proyecto.
Hoy la ciudad es referente internacional en dar soluciones a sus problemáticas basadas en la naturaleza. Por eso, el Instituto de Recursos Mundiales (WRI por sus siglas en inglés), junto a UrbanShift y Cities4Forests, la eligieron como caso de estudio para compartir sus experiencias y lecciones aprendidas con otras ciudades de América Latina y el Caribe.
El ecoparque es referencia en esta materia; los visitantes locales, nacionales e internacionales, encontrarán zonas de circulación inmersa entre los mangles y el humedal, con el objetivo de crear conciencia y responsabilidad a las personas que interactúan con el ecoparque, al tratarse de una experiencia y una actividad nueva para Barranquilla y sus visitantes.
La ecocultura será la voz de la biodiversidad
La recuperación y conservación de la ciénaga de Mallorquín es la misión primordial de esta experiencia, por eso cada persona que visita el ecoparque tiene el deber de aplicar la ecocultura, así como aquellas acciones de disfrute responsable y consciente con el medioambiente.
Es por eso por lo que se debe contemplar y respetar el sonido de la naturaleza, guardando silencio para darle ‘voz’ a la biodiversidad.
Además, se deben cuidar los senderos, evitar maltratarlos o rayarlos ya que son el camino que conduce a la conexión con la ciénaga de Mallorquín.
Es importante tener en cuenta que antes de iniciar el recorrido se debe aprender sobre la importancia del humedal y sus más de 144 especies de aves, 36 especies de peces, mamíferos, reptiles y crustaceos, así como la flora conformada por mangle rojo (Rhizophora mangle), amarillo (Laguncularia racemosa), salado (Avicennia germinans) y Zaragoza o gris (Conocarpus erectus), cuatro de los cinco tipos de mangle presentes en todo el país.
Los senderos son un viaje de descubrimiento lleno de tranquilidad y aire fresco, por lo que es una zona donde los visitantes deben contribuir para que se mantenga libre de tabaco, plástico, material impreso, servilletas y cualquier residuo que pueda contaminar, por eso la invitación es a usar la creatividad y a pensar en otras alternativas; también se debe tener en cuenta que está prohibido el ingreso de alimentos y que se debe llevar la hidratación desde casa en termos reutilizables para evitar generar basuras.
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