Valledupar elige a su rey de reyes, de la cuarta generación después de Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, Gonzalo ‘El Cocha’ Molina y Hugo Carlos Granados.

La fiesta, en conmemoración a la Virgen del Rosario y su leyenda, en 1968 agregaría a la escenificación de indios y españoles, “Las cargas”, es decir la ejecución del acordeón en un concurso que se inventaría la joven líder cultural Consuelo Araujonoguera en una convocatoria que realizaría el entonces gobernador del Cesar, Alfonso López Michelsen y que secundaría el maestro Rafael Escalona. Ya existían acordeoneros con cierto reconocimiento en el Magdalena grande que permitiría algún éxito en el naciente evento.

Las amistades de Hernando Molina Céspedes, esposo de Consuelo Araujonoguera, entre los que figuraban escritores, intelectuales y presidentes, fueron invitados y desde el inicio el festival alcanzó un alto estatus. Sin embargo, el inicio del evento no contaba con los recursos suficientes por lo que Molina Céspedes fue quien pagó la premiación de los dos primeros festivales.

El primer festival, de solo un día, fue celebrado sin reglamentación alguna, en el entorno de la Plaza Alfonso López. Alejo Durán, el primer rey,  de 49 años, tocó ‘El pedazo de acordeón’ en una puya cuando su versión original se conocía como merengue. Ganó con su interpretación con el son ‘Alicia adorada’.

Ovidio Granados ocupó el segundo lugar mientras que Luis Enrique Martínez fue relegado al tercero por su estado de embriaguez.

Para esa época, los acordeoneros llegaban a Valledupar a parrandear y a tocar en las galleras, en casas y terminaban sin protocolo alguno en contienda. Los jurados de ese abril de 1968 eran Gustavo Gutiérrez, Rafael Escalona, Jaime Gutiérrez de Piñeres, Tobías Enrique Pumarejo y Miguel Faciolince, quienes descalificaron a Emiliano Zuleta, por no haber escuchado los tres llamados.

En el segundo año se ampliaron las categorías. Se sumó a la profesional, la categoría de canción inédita vallenata. Cuenta la memoria de Iván Gil que la primera vez que Alfredo Gutiérrez, 1969, fue al festival decidió retirarse por las diferencias con el jurado. Ese mismo año ganó el nombre del ‘Rebelde del acordeón’, el sobrenombre que le puso el periodista Pedro Juan Meléndez.

Calixto Ochoa, en 1970, concursó con el favoritismo de ser el compositor al que más le han grabado canciones como ‘Lirio rojo’, ‘La ñata’, ‘la sobrina de mi compadre’, ‘Compae Menejo’, entre otros. Su duro contrincante fue Emilianito. En 1972, entraba a la escena un rey que no canta: Miguel López, quien fue llamado ‘El rey mudo’, conquistó la corona con el verso de su guacharaquero Jorge Oñate.

Curioso:

La historia de ‘El Pedazo de acordeón’ de Durán nace de la disputa de los bienes del juglar con su ex esposa, quien lo llevó a un juzgado para dividir sus bienes. El acordeonero solo le dijo al abogado que lo único que tenía era un gallo y un pedazo de acordeón, que proponía dividirlo a la mitad con ella.

La primera premiación del Festival Vallenato fue de 5 mil pesos, entregada a Alejandro Durán. Hoy día, la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata ofrece más de 15 millones de pesos a su rey profesional, además de un acordeón.

Acordeoneros de cartel como Lisandro Meza, Andrés Landero, Israel Romero, Emilianito Zuleta Díaz, Emilio Oviedo, Lorenzo Morales, participaron en el Festival Vallenato, sin embargo nunca ganaron la corona de rey.

Antes de participar en el Festival Vallenato donde se alzaría como rey vallenato en tres ocasiones, Alfredo Gutiérrez buscó la colaboración de ‘Colacho’ Mendoza, para que le enseñara a interpretar la puya. Su destreza fue tal que “aceleró la puya sin corretearla”, más rápida que la original.

Colaboración del folclorista Iván Gil Molina

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